Wednesday, October 3, 2012

Maíz Robado: Reclamando salud en la comunidad Latina


Obesidad, diabetes, cáncer… Éstas son algunas de las enfermedades más crecientes que afligen a las actuales comunidades de indígenas americanos, mexicanos y latinos en los Estados Unidos. Sin embargo, los pueblos indígenas en el pasado eran más saludables y no sufrían de la misma epidemia de problemas de salud que prevalece en estas comunidades hoy. Ellos subsistían de una dieta macrobiótica basada en el consumo del grano entero de las Américas – Maíz.


La solución para estas epidemias de enfermedades degenerativas y del sufrimiento trágico e innecesario de la comunidad indígena y latina reside en volver a nuestras formas tradicionales de vivencia y alimentación. En esta época moderna, sin embargo, nuestra capacidad de recuperar nuestro patrimonio y salud a través del consumo de maíz está profundamente amenazada por las modernas corporaciones agrícolas y por las políticas del gobierno de los E.E.U.U.

Los mexicanos tienen una relación muy antigua y íntima con maíz. Por más de 10, 000 años, los agricultores mexicanos han cultivado y domesticado selectivamente al maíz de su antepasado el teocintle que es una hierba silvestre. Teocintle, del Náhuatl "teocintli" o "Maíz Santo" es muy diferente del maíz moderno. A través de los siglos, los antiguos mexicanos escogían selectivamente los granos más grandes del teocintle y como resultado creyeron las primeras formas antiguas del maíz. Este grano entero domesticado extendió por toda América del Norte y del Sur. El maíz desempeñó un papel muy importante en el establecimiento de las civilizaciones. Como los granos enteros en otras partes del mundo, el maíz tomó su lugar como el alimento básico y biológicamente correcto de la humanidad.

El maíz era considerado sagrado por todos los que lo cultivaban. El pueblo Azteca o Mexica contaba la historia de Quetzalcóatl, quien dio un grano de maíz a la gente para plantar. También los aztecas y celebraban a Centeotl, el dios del maíz como una fuente de vida. Las leyendas Mayas hablan de los Creadores exitosamente moldeando los primeros humanos de la masa de maíz. El maíz blanco y gigante de los Andes era sagrado para los Incas. Para los Hopi, Cherokee, Iroquois y numerosos otros pueblos nativos, el maíz queda en el centro de su identidad espiritual.

El maíz frecuentemente se cultivada con frijoles y calabazas, en un sistema conocido por el título las Tres Hermanas (Milpa). Los pueblos indígenas que seguían una dieta tradicional compuesta principalmente de maíz, frijoles, calabaza, verduras, frutas, plantas silvestres, pescado y caza silvestre, disfrutaban de salud abundante y longevidad, ausente de la epidemia de las enfermedades degenerativas que afectan con tanta frecuencia a sus descendientes de hoy en día en los EE.UU.

Cuando Cortés y los conquistadores españoles llegaron a México, se sorprendieron al descubrir que la expectativa de vida Azteca era por los menos 10 años más larga que la suya. Los beneficios de una dieta y estilo de vida tradicional todavía se pueden ver en unos pueblos tradicionales como la Tarahumara o Rarámuri de México. Los Rarámuri son, posiblemente, los mejores corredores de resistencia que jamás han existido, y hay mucha información que siguiere que los que siguen una dieta tradicional son casi completamente libre de muchas enfermedades degenerativas comunes. La hipertensión arterial y la obesidad eran desconocidas para los Tarahumara, y sus índices de cáncer son bastante bajos. De hecho, es sólo por la introducción de los modernos alimentos procesados como, por ejemplo, pasta deshidratada, papas fritas y refrescos, que los tarahumaras han tenido que inventar nombres para enfermedades como la "presión arterial alta”.

A lo largo de historia cuando la gente se enfermaba, los curanderos nativos americanos recomendaban que el paciente "vuelva a los brazos de la Madre Maíz" para curarse a sí mismos. Al igual que Hipócrates prescribía una dieta simple de potaje de cebada a los enfermos, los indígenas consumían una papilla simple de maíz para revertir la enfermedad. La dieta tradicional nativa americana fue basada en el maíz y sus productos derivados como tortillas, tamales, pupusas, atole y pan de maíz siguen siendo la base para gran parte de la cocina moderna de las comunidades mexicanas y latinoamericanas. La mejor manera de sanarnos a nosotros mismos y a nuestras comunidades aquí en los Estados Unidos es volver a nuestras formas tradicionales de comer comidas diversas y de alta calidad con una base de plantas y de grano entero.

Nuestra capacidad de "volver a la Madre Maíz," el grano sagrado de las Américas, ha sido profundamente amenazada por una amenaza moderna que ha cambiado la estructura misma de maíz al nivel físico y espiritual: la modificación genética.

Según la pagina web carighttoknow.org:

"Un alimento modificado genéticamente es una planta, animal que su ADN ha sido alterada artificialmente en un laboratorio por genes de otras plantas, animales, virus, o bacterias con el fin de producir compuestos extraños en ese alimento. Este tipo de alteración genética no es encontrado en la naturaleza y es un proceso experimental.”

Ejemplo: el maíz genéticamente modificado ha sido diseñado en un laboratorio para producir pesticida en su propio tejido. El maíz transgénico está regulado por la Agencia de Protección Ambiental como un insecticida, pero no tiene la etiqueta.

Varios problemas ambientales asociados con la ingeniería genética han sido bien documentados, incluso la pérdida de la biodiversidad, el aumento general en el uso de pesticidas, la aparición de súper malezas que están amenazando millones de hectáreas de tierras agrícolas y la contaminación accidental de cultivos no transgénicos y orgánicos. "

Como podemos ver en la información anterior, hay muchas preocupaciones significativas con respecto al proceso de modificación genética que se encuentran actualmente alterando irreversiblemente nuestro alimento básico ancestral del maíz. Esta modificación genética permanente del maíz tiene profundas implicaciones para el futuro de la soberanía alimentaria de la salud y la espiritualidad de los pueblos americanos. El maíz que ha sido durante siglos una fuente vivificante de sustento se está convirtiendo rápidamente en una fuente de alimentación con efectos inciertos en cuanto a la salud. De hecho hasta un 85% del maíz de EE.UU. está genéticamente modificada.

A pesar de la moratoria de 1998 sobre los cultivos genéticamente modificados de México, muchas variedades tradicionales y antiguas de maíz en México han sido encontradas contaminadas por los transgénicos. El documental The Future of Food muestra que la increíble riqueza y diversidad del maíz en México está amenazada por esta contaminación.

La pérdida de maíz natural no es sólo una pérdida de los recursos genéticos y la herencia cultural, sino también la pérdida de una conexión espiritual con la tierra y con el alimento que nos sostiene. Esto no solo es un problema que enfrentan los indígenas, sino un problema universal que afecta a todo el mundo.

Pero hay esperanza.

Hay más y más personas que quieren saber más acerca de cómo se produce la comida.  Mientras tanto, para aquellas personas que desean evitar el maíz genéticamente modificada y regresar a la dieta saludable de nuestros antepasados, aquí hay algunas otras opciones:

Nopaltilla es una empresa excelente que vende tortillas de maíz libre de transgénicos y de cactus de Nopal orgánico. Adicionalmente, todos los productos de marca propia Trader Joe's se producen sin transgénicos. En Trader Joes, se vende una variedad de tortillas de maíz, incluso el maíz azul que todavía no es transgénico. En Whole Foods, la marca 365 Everyday Value Tortillas de maíz orgánico no tienen transgénicos.

Otras opciones incluyen los productos con la etiqueta de comida orgánico, o la etiqueta del Proyecto No-GMO verificación.  También Gold Mine Natural Food Company vende una gran variedad de masa de maíz orgánico en internet, y recientemente, Bob’s Red Mill anunció que su masa será certificado no-OGM. 

Si es posible, existe la opción que cultivemos nuestro propio maíz en nuestro patio trasero o en una huerta comunitario. Asegúrese de plantar semillas orgánicas o de granos que no sean genéticamente modificados. Seed Savers Exchange y Native Seeds/SEARCH son organizaciones excelentes dedicadas a guardar y compartir una gran variedad de semillas nativas.

Tengo la sincera esperanza de que si más gente abrazan las dietas tradicionales de todos nuestros antepasados, vamos a superar esta crisis ambiental y de salud que enfrenta nuestro mundo, y trabajar juntos para crear un ambiente mejor y más justo para todos. Mientras avanzamos en buena salud y en buen espíritu, vamos a restablecer el equilibrio en el mundo como lo hacían nuestros abuelos. 

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